El estrés, la economía, el
trabajo, los quehaceres… Vivimos en una sociedad que nos mantiene en un
constante y agotador estado de alerta, ansiedad y tensión. Esto nos hace perder
la pasión y vocación por nuestro trabajo, convirtiéndolo en una rutina más de
nuestro día a día; y no podemos permitirlo.
Los sanitarios (aunque también
es extrapolable a todo trabajador que esté cara al público) han dejado de tener
pacientes a lo largo de una jornada laboral, para pasar a tener números. Olvidan,
en muchas ocasiones, que las personas que se encuentran ante ellos son ENFERMOS
que requieren de su ayuda para mejorar y volver a sentirse bien.
"Antes de ser un excelente profesional procura ser una buena persona".